Entusiasmado con la aprobación de la escarapela, el General Manuel Belgrano diseñó una bandera con los mismos colores, enarbolándola por primera vez en Rosario, a orillas del río Paraná. Allí, junto a las baterías “Libertad” e “Independencia” la izo y la hizo jurar a sus soldados. Luego, mandó una carta al Gobierno comunicando el hecho. Este mismo día, el Triunvirato le ordenó hacerse cargo del Ejército del Norte, que venía desmoralizado después de la derrota de Huaqui.
En este mismo lugar, Rosario, se encuentra emplazado El Monumento Histórico Nacional a la Bandera; siendo en aquel tiempo una humilde Villa, la misma que viera por primera vez flamear, en lo alto, los colores de nuestra Bandera.
Por ello surgió como hecho espontáneo la conciencia de considerarlo como gran espacio cívico, sitio obligado de reunión del pueblo. Enclavado en las históricas barrancas del Paraná, este Monumento, único en el mundo en su tipo, ocupa una superficie de 10.000 m2. Representa a la Patria como una nave imaginaria que avanza en el mar de la eternidad, hacia sus mejores y grandes destinos.