Fue un actor y humorista argentino. Tuvo una relación sentimental con la cantante de tango y actriz Tita Merello; luego se casó en segundas nupcias con la actriz Malvina Pastorino. Nació en San Pedro (Buenos Aires) y era hijo de inmigrantes genoveses. Sus padres eran Luis Sandrini Novella, un actor teatral, y doña Rosa Lagomarsino. Luis empezó a trabajar en un circo junto a sus padres, como payaso. Fue su padre quien lo recomendó, mediante una carta al actor Leandro Reynaldi a principios de 1927. El primer sueldo de Luisito fue de cinco pesos por día. El Teatro de Verano de Reynaldi ocupaba un terreno que estaba rodeada por yuyos. Cuando Sandrini el primer día de trabajo le preguntó donde quedaba su camarín, don Leandro trazó con su bastón un cuadrado sobre los yuyos del potrero y le dijo «Mirá, éste es tu camarín. Andá a buscarte una pala y hacételo». Luisito así, debutó con la obra campera de Otto Miguel Cione titulada Gallo Ciego desempeñando el rol de sargento. Sus compañeros de labor fueron Hilda Ferrer, Angela Reynaldi, José Puricelli, Humberto Ghiorzo y otros. Don Reynaldi vislumbró de inmediato las posibilidades de genuino actor cómico que evidenció Luis. Desde entonces viéndolo tan estudioso y disciplinado le fue encargando papeles de mayor responsabilidad, en obras como Madre Tierra, de Berutti, El asistente, de Flores, en la que asumió por primera vez el papel protagónico, Los Apaches de París y otras obras de gran suceso en esa época. Estuvo dos años con Reynaldi hasta 1929. Luis se quedó otra vez sin trabajo. Con su amigo Max Citelli improvisó una compañía de dos. Encontrándose en La Plata, se les ocurrió dar una obra sobre Sacco y Vanzetti, los dos célebres mártires obreros que, en 1927, habían sido ajusticiados en los Estados Unidos. En medio de la función llegó la policía y se los llevó a la cárcel, por desorden. Sacco y Vanzetti eran nombres prohibidos por los ricos de esa época. Poco después, se incorpora a la compañía de Pisano y Bonati, ambos actores, y actúa en las salas de barrio. A mediados de 1929, la actriz Elena Álvarez lo contrata para trabajar en el famoso teatro Colonial de Avellaneda. Estuvo un año en la compañía, y en ese lapso actuó en casi un centenar de obras. La de mayor éxito fue El conventillo de la paloma, de Alberto Vacarezza, a quien Luisito no tardó en conocer y con quien hizo una gira de un año estrenando obras como Sunchales. Al regreso de la gira, se incorporó a la compañía del «cabezón» Ramírez y volvió a recorrer el interior. De vuelta en Buenos Aires, trabajó en el Teatro Buenos Aires y una noche lo vio actuar nada menos que Elías Alippi, este se entusiasmo y lo calificó de «gran actor». En los años 1930 entró en la compañía teatral de Enrique Muiño y Alippi, donde conoció a su primera esposa, la actriz Chela Cordero. Allí estrenan la obra ¿Te acordás hermano que tiempos aquellos?, en el que hizo el papel de fondero. Después trabajo en Los tres berretines. Debutó en el cine en 1933 actuando en la primera película sonora argentina ¡Tango! (dirigida por Luis José Moglia Barth) en la cual trabajaban, un grande del teatro de revistas como Pepe Arias y las estrellas del tango Libertad Lamarque, Azucena Maizani y Tita Merello, con quien tuvo un romance cuando filmaron la película Juan Tenorio. También se lució en la radio, donde hizo Felipe, que fue el prototipo del porteño bonachón, creación de Miguel Coronatto Paz, que tuvo tanto éxito que años más tarde fue llevado a la televisión en Canal 13, donde compartió pantalla con otros grandes cómicos como Tato Bores, Alberto Olmedo, Pepe Biondi, José Marrone, Carlos Balá, Dringue Farías y Juan Carlos Altavista, entre otros. En el teatro hizo Cuando los duendes cazan perdices, luego llevada al cine, y, detrás de bastidores, quedó asombrado por la belleza de la joven actriz Malvina Pastorino con la cual se casó y tuvo a su hija la también actriz Sandra Sandrini. Este éxito rotundo hizo que se convirtiera en la figura popular más representativa de la época de oro del cine argentino; que luego se afianzó con la película que inauguró la «serie de hoteles alojamiento de los años sesenta», que fue La cigarra no es un bicho, de Daniel Tinayre. Sus últimas apariciones fueron en películas familiares costumbristas de Enrique Carreras. Falleció cuando rodaba la película ¡Qué linda es mi familia!, de Palito Ortega, donde trabajó junto a otra grande del espectáculo, Niní Marshall. |