A los 63 años muere en Buenos Aires una de las figuras más fascinantes de las guerras civiles posteriores a la Independencia: José María Paz. El caudillo cordobés expresó al unitarismo del interior. Formó parte del grupo de oficiales que acompañó a Manuel Belgrano en la campaña del norte y participó de la guerra contra Brasil. Tullido de un brazo, lo que le valió el apodo de “Manco”, Paz fue capturado en 1831 por las tropas del caudillo santafesino Estanislao López, que luego lo entregó a Juan Manuel de Rosas. Estuvo prisionero en Luján y los años de cautiverio los usó para escribir sus Memorias, una de las grandes fuentes primarias de la historia argentina. Logró fugarse a Montevideo en 1840. Acompañó la lucha contra el rosismo. Fue elegido diputado constituyente por Buenos Aires durante la escisión porteña de la Confederación después de Caseros y falleció al poco tiempo. Andrés Rivera abordó su historia en la novela Ese manco Paz.