Raúl Alfonsín asume la presidencia, en el fin de la peor dictadura de la historia argentina y el comienzo del período democrático más extenso que conoce el país, con alternancia de partidos en el gobierno. El líder de la UCR jura en el Congreso, recibe los atributos de mando en la Rosada y luego habla en el balcón del Cabildo, en una jornada de júbilo popular por la recuperación de la democracia.