Está considerado uno de los más grandes músicos de blues de la historia. A sus guitarras las llamó “Lucille” por un episodio ocurrido a fines de los 40, cuando se incendió un local donde tocaba y entró para rescatar su instrumento: el incendio se había producido mientras dos hombres peleaban dentro del lugar por una mujer con ese nombre. King se destacó por su técnica y por la gran cantidad de presentaciones en vivo que dio a lo largo de su vida, con hasta 300 conciertos por año. Visitó varias veces la Argentina y manifestó su admiración por Pappo.