Recuperando nuestra identidad es como lograremos restaurar nuestra grandeza perdida y libertad. Y seamos eternamente agradecidos con héroes como Santiago de Liniers. Por Patricio Lons
Durante generaciones nos hemos educado en Argentina y en Hispanoamérica, con la idea errónea de que nuestras patrias nacieron apenas hace dos siglos; nos taparon nuestro génesis para que creyéramos que aparecimos por generación espontánea. La historia post independencias, borró parcialmente los tres siglos anteriores que se inician con el descubrimiento de América, dejándolos como un vacío histórico y no como lo que fue, el germen civilizatorio de los nuevos estados.
Por eso es apropiado para restaurar nuestra identidad, el rescatar de las dos fechas más importantes que unen a los pueblos americanos hijos de España, una en particular y el nombre de nuestro mayor héroe que portaba su nombre.
Nuestra mente trabaja sobre lo cotidiano y pocas veces nos preguntamos sobre nuestro pasado, nos conformamos con cortos períodos de tiempo y eso nos impide tener la exacta comprensión de nuestro presente. Nuestra fecha fundacional es el 12 de octubre, día de la Virgen del Pilar que quiso llegar en su cumpleaños a América.
Pero, ¿qué pasaba antes de 1816? ¿Cómo vivían sus alegrías nuestros ancestros? ¿Qué festejaban si no había un 25 de mayo o un 9 de julio como fastos nacionales?
APOSTOL SANTIAGO
Festejaban su esencia, su propia identidad que se reflejaba en el 25 de julio, día del apóstol Santiago, patrono de España. Esta era la gran conmemoración, como fecha religiosa de las Indias en todo nuestro continente que se mantuvo unificado hasta las separaciones americanas de principios del siglo XIX. Lamentablemente ya son poco recordadas por los hispanoamericanos y es imperioso recuperarlas para rescatarnos en ellas como pueblos. Podrían ser las grandes fechas de unión entre las más de veinte naciones hispánicas.
Siempre fueron dos las fiestas de la Hispanidad: el 25 de Julio -Santiago el Mayor- y el 12 de Octubre, día del descubrimiento de América y de la Virgen del Pilar.
El nombre y la festividad del apóstol impregnaron el alma de la península y de ahí a las Indias de América.
Santiago Apóstol es patrono de las ciudades de: -Santiago de Compostela (España), Santiago de Chile, Caracas en Venezuela (la cual fue fundada el 25 de julio de 1567 con el nombre de Santiago de León de Caracas), Santiago de Guayaquil (Ecuador), Santiago de Cuba, Santiago de Querétaro (México), Santiago de Cali, (Colombia), Santiago de Guatemala, Santiago de Veraguas (Panamá), Santiago de Chiquitos (Bolivia), Santiago de los Caballeros (Dominicana), Provincia de Santiago de México, Saltillo Coahuila (México), Santiago de Sesimbra (Portugal), Alanje (Panamá) y de las provincias argentinas de Santiago del Estero y de Mendoza, donde todos los años se festeja con esplendor ininterrumpido a pesar de la revolución que nos separó de nuestros hermanos americanos.
APOSTOL Y HEROE
Providencialmente nace en Niort, Deux-Sevres, región de la Vendée en Francia, un 25 de Julio en el año del Señor de 1753, nuestro gran héroe y padre del coraje criollo argentino, el general y marino don Santiago Antonio de Liniers y Bremond, Virrey del Río de la Plata y Conde de Buenos Ayres y hermano menor del Conde de Liniers. Organizó la reconquista y la defensa de la capital del Virreinato del Río de la Plata durante las invasiones inglesas de 1806 y 1807. Tanto el como su sucesor en la gloria el almirante Carlos Büsser, jefe de la Operación Rosario de 1982, son los únicos comandantes de estas tierras que vencieron a los ingleses bajo advocaciones marianas y que luego fueron perseguidos hasta sus muertes por los políticos, no como los demás próceres que lucharon con sospechosa ayuda británica y que fueron entronizados en el bronce.
Se formó en la muy prestigiosa escuela militar de la Orden de Malta y en el colegio de guardia-marinas de Cádiz. En 1776 se embarcó con la expedición que condujo a Pedro de Ceballos al Río de la Plata, participando en la toma de la isla de Santa Catalina y del ataque a la Colonia del Sacramento en defensa de nuestra soberanía. En 1780 se le encomendó la protección de los galeones del comercio con América, participando en numerosas acciones navales. En 1806 una expedición británica toma Buenos Aires. Luego de la derrota de las fuerzas conducidas por el Virrey Sobremonte y tras la heroica reconquista de la ciudad de Buenos Aires, el pueblo porteño exigió al cabildo la destitución del Virrey, el General Rafael Nuñez, Marqués de Sobremonte, quien de regreso a España, se sometió al Juicio de Residencia, del que resultó absuelto haciéndose justicia a su buen nombre y honor y se reincorporó a las guerras contra Napoleón.
VIRREY Y GOBERNADOR
La corona española nombra entonces a Liniers, virrey, gobernador y capitán general del Río de la Plata y Conde de Buenos Ayres, título que hoy se mantiene entre sus descendientes como Conde de la Lealtad y luego restituído como de Buenos Ayres.
Aún, cuando es discutible si fue justa o no la decisión que se tomó con Sobremonte, es notable como nuestra tierra es bendecida por un gran campeón en defensa de nuestra patria, otra vez es un Santiago, esta vez no es un matamoros, pero si un vencedor de otra herejía que como aquella, también quería asolar y someter a nuestra gente y nuestra tierra y destruir nuestra civilización cristiana.
De haber sobrevivido a la furia revolucionaria de 1810, cuando fue asesinado por fusileros ingleses a las órdenes de la desagradecida Junta de Buenos Aires, su solo prestigio habría bastado para sostener la unidad americana, nos habría ahorrado un siglo de guerras civiles y los hombres que nos balcanizaron, simplemente no habrían existido.
Estemos atentos para celebrar todos los 25 de julio, pues recuperando nuestra identidad es como lograremos restaurar nuestra grandeza perdida y libertad. Y seamos eternamente agradecidos con héroes como Santiago de Liniers, cuyos restos lamentablemente no reposan en Buenos Aires sino en el Panteón de Marinos Ilustres de la Población militar de San Carlos, en San Fernando.