Escritora que vivió una vida acomodada y un poco enigmática, rodeada por las fuertes personalidades de Borges, Bioy Casares y su hermana Victoria. Su obra ha sido revalorizada en el último tiempo y hoy es considerada una autora fundamental de la literatura argentina.
Silvina Inocencia María Ocampo nació el 28 de julio de 1903 en la casa familiar de Viamonte 550 en el centro de la ciudad de Buenos Aires. Fue la menor de seis hermanas de una de las familias más ricas y tradicionales de la Argentina.
Fue educada con institutrices inglesas y francesas en su propio hogar, por lo que aprendió primero a hablar y a escribir en esos idiomas, antes que en castellano. Su infancia la pasaba entre el caserón de la ciudad, la mansión Villa Ocampo en el partido bonaerense de San Isidro, los campos familiares de Pergamino en la provincia de Buenos Aires y la estancia Villa Allende en la provincia de Córdoba. También, una vez por año, la familia viajaba a París acompañada de sirvientes y llevaban la vaca arriba del barco para que pudieran tomar leche fresca.
“Una de las mujeres más ricas y extravagantes de la Argentina, una de las escritoras más talentosas y extrañas de la literatura en español: todos esos títulos no la explican, no la definen, no sirven para entender su misterio. Nunca trabajó por dinero –no lo necesitaba–, no participó de ningún tipo de actividad política (ni siquiera política cultural), publicó su último libro cuatro años antes de morir (y escribió incluso cuando ya tenía los primeros síntomas de Alzheimer, con casi 90 años) y su vida social, siempre reducida, se iba haciendo nula con los años, algo casi inaudito en una mujer de su clase. El dinero le dio libertad pero nunca pareció demasiado consciente de sus privilegios que, puede decirse, apenas usó”, cuenta la escritora argentina Mariana Enriquez en el libro La hermana menor. Un retrato de Silvina Ocampo.