El día del Notariado Latino -que en Argentina se celebra como “Día del Escribano”-, se recuerda cada año el 2 de octubre, en homenaje al primer encuentro internacional que Argentina realizara en Buenos Aires en el año 1948, con la idea de reunir a los notarios de distintos países de legislación similar.
La Unión Internacional del Notariado Latino es una organización no gubernamental (ONG), formada por las asociaciones profesionales de notarios de 71 países en cinco continentes, cuyos sistemas notariales son de tipo latino, fundado en el derecho romano-germánico.
El notario en su actividad de dar fe pública, se remonta a épocas lejanas; fueron los “scribas” los que permanentemente acompañaban al Faraón y que pertenecieron a la clase sacerdotal; en Grecia, se los llamó “Tabelion” y en el Imperio Romano “Notario”. Los encontramos en las Sagradas Escrituras, como abogado de la ley; y ya en el desembarco de Colón en estas tierras luego americanas, cuando toma posesión en nombre de los Reyes Católicos se labra el primer acta notarial en el nuevo mundo, con el escribano Escudero.
En la historia de nuestro país desde la época Colonial y hasta la independencia y durante las jornadas revolucionarias de la gesta de mayo se observa la participación activa del escribano, como fiel testigo de los hechos, observador de la realidad, quien plasmó en sus documentos la actividad pública del Ayuntamiento y la civil y negocial del pueblo. En esta evolución el escribano ha tenido cambios en las condiciones de aptitud, en la forma de desarrollar la actividad y en su modo de ejercicio.