Murió en un accidente de automóvil en París, junto a su nueva pareja Dodi Al Fayed, mientras escapaba de la prensa.
La muerte de Diana de Gales fue un acontecimiento que tuvo lugar en las primeras horas del 31 de agosto de 1997 cuando Diana Spencer, princesa de Gales, murió a causa de las heridas producidas en un accidente automovilístico en el interior del túnel del Alma, en París (Francia). Su compañero sentimental, Dodi Al-Fayed, y el conductor del vehículo, Henri Paul, murieron en el acto, mientras que el cuarto ocupante, el guardaespaldas Trevor Rees-Jones, logró sobrevivir pese a sufrir heridas de gravedad.
Algunos medios, como la BBC, afirmaron que la conducta errática de los paparazzi que perseguían el automóvil contribuyó al accidente. En 1999, una investigación en Francia halló que Paul, quien perdió el control del coche yendo a gran velocidad bajo los efectos del alcohol y de medicamentos con prescripción médica, era el único responsable del siniestro (Paul era jefe de seguridad del Hotel Ritz y al parecer había incitado a los paparazzi a que esperaban a Diana y Dodi fuera del hotel). Considerando que la presencia de antidepresivos y antipsicóticos en la sangre del chófer pudo haber empeorado su condición de ebriedad, en 2008 el jurado de la Operación Paget emitió un veredicto de homicidio involuntario por parte de Paul y de los paparazzi que perseguían al vehículo. Algunos medios afirmaron que Rees-Jones logró sobrevivir gracias a que llevaba puesto el cinturón de seguridad, si bien las investigaciones revelaron que ninguno de los ocupantes llevaba cinturón.
La muerte de Diana, quien tenía 36 años cuando falleció, causó una conmoción sin precedentes tanto en el Reino Unido como en todo el mundo, siendo su funeral presenciado por una audiencia estimada de 2,5 billones de personas.