El 1° de mayo de 1786 se estrenó la ópera “Las bodas de Fígaro”, considerada como una de las mejores creaciones de Wolfgang Amadeus Mozart.

A pesar de recibir muchas críticas en su época, logró grandes éxitos en sus representaciones. Con esta obra comienza la colaboración entre Mozart y Da Ponte, una de las más fructíferas de la historia de la ópera, de la que resultaron tres obras maestras del género: Las bodas de Fígaro, Don Giovanni y Così fan tutte.5​

Las bodas de Fígaro es una de las óperas más destacadas del repertorio operístico estándar y aparece como la número 5 en la lista de Operabase de las óperas más representadas en todo el mundo para el período 2005-2010.6​

La trama se desarrolla en Sevilla (España), durante la segunda mitad del siglo XVIII, y nos sitúa en el palacio del conde de Almaviva. Rosina ya se ha convertido en su mujer, la condesa, pero el conde busca los favores de la joven Susanna, que es la prometida de Fígaro, criado del conde. La trama se complica cuando el conde de Almaviva descubre que su paje Cherubino muestra mucho interés en la condesa, y por ello se quiere deshacer de él enviándolo a la guerra. Fígaro, Susanna y la condesa se ponen de acuerdo para entorpecer los planes del conde y poner de manifiesto su infidelidad. Pero, mientras tanto, Fígaro mantiene una discusión con Bartolo y Marcellina, que acaba con el descubrimiento de que Fígaro es el hijo de ambos. Al final de la jornada todos los protagonistas se encuentran en el palacio, donde se suceden los equívocos hasta que finalmente el conde y la condesa se reconcilian y Fígaro y Susanna se pueden casar.

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