Jornada que ocurre casi siempre cada cuatro años, cuando se realiza un año bisiesto
Se trata de una variación inevitable del calendario gregoriano, el método de origen europeo con el cual buena parte del mundo mide el paso del tiempo. Desde que fuera introducido en 1582 por el Papa Gregorio XIII, resultó más eficaz que el anterior calendario juliano, establecido por Julio César en el año 46 a.C. Pero, al igual que ocurría con ese sistema, el sobrante de horas entre lo definido por el calendario y el tiempo que en efecto tarda la Tierra en orbitar el Sol, provoca que casi siempre cada cuatro años, haya que transformarlos en bisiestos, es decir, sumarles un día, para compensar la cuenta. En este sentido, cualquier año divisible por 4 es bisiesto, con una excepción: los años múltiplos de 100. En este caso, la cifra en cuestión también debe ser múltiplo de 400. En caso contrario, no es bisiesto a pesar de ser múltiplo de 4. Por eso, el año 2096 va a ser bisiesto pero el 2100, no.